
¿Por qué tengo tantas discusiones familiares?
Cuando escuchamos la palabra Familia, normalmente nos viene a la cabeza un conjunto de personas cercanas que aprueban un conjunto de normas para hacer posible una buena convivencia.
El conflicto forma parte de esta convivencia y es una expresión muy habitual entre los miembros de las familias. De hecho, que no existan es algo prácticamente imposible, pues en el trato del día a día se expresan los aspectos más personales e íntimos de cada uno/a. Así, la buena gestión de estos problemas nos ayuda a desarrollar nuevas y mejores estrategias para relacionarnos.
Sin embargo, cuando estos conflictos no se resuelven de forma apropiada, se crea un gran malestar y sufrimiento en el grupo. No sólo de manera individual, sino también por el sufrimiento del resto de miembros de la familia, a los que quieren.
Son muchos los motivos que pueden desencadenar un conflicto: discrepancias en la pareja, celos entre hermanos, diferencias en la educación de los hijos, problemas laborales, etc.
No obstante, los conflictos más comunes que surgen de los problemas de convivencia y que justifican en gran medida una intervención y orientación profesional, están relacionados principalmente con 4 áreas:
Uno de los conflictos más comunes es la comunicación, lo que suele traer como respuesta un deterioro en las relaciones. Este distanciamiento puede ser previo al conflicto o consecuencia del mismo.
Errores frecuentes en la comunicación familiar:
Habitualmente nos enfadamos con mayor intensidad y frecuencia con las personas que más queremos y que más cerca tenemos. El enfado y el afecto están ligados, y a veces empatizar no es fácil. Sin embargo, las emociones son las que nos permiten ir más allá y comprender el enfado del otro/a.
Errores frecuentes relacionados con las emociones:
Al hablar de formas de educar, hacemos referencia a los pensamientos o acciones que los padres y madres tienen hacia sus hijos/as.
Existen dos maneras inadecuadas de afrontamiento, que si se cronifican en el tiempo pueden crear grandes conflictos en el seno de la familia.
Si los conflictos se vuelven agresivos, surgen repetidamente y son mantenidos en el tiempo sería recomendable una intervención con un/una profesional. El objetivo será que evalúe el caso, y confirme si es un problema aprendido y relacional o no. Del mismo modo, os facilitará herramientas y estrategias para hacer frente a esos conflictos.